Durante siglos, actividades como el bordado o la costura eran consideradas técnicas artesanales destinadas únicamente al entretenimiento de las mujeres. Mientras que sus maridos dominaban las responsabilidades públicas y demás esferas de la sociedad, ellas estaban encerradas en casa gestionando el día a día de sus hogares, desde la cocina a la limpieza, y solo podían desarrollar su creatividad usando hilos y agujas. Muchos consideraban que las mujeres eran un género secundario (incluso inferior) y a ellas se destinaban tareas domésticas que requerían “menos implicación intelectual”.
Como respuesta a esta actitud centenaria, numerosas mujeres comenzaron a utilizar, ya desde finales del siglo XIX, las prácticas textiles para reivindicar su papel dentro de la sociedad. No podemos olvidar como numerosas sufragistas emplearon banderas, pancartas o estandartes bordados con consignas para protestar en las calles pidiendo, por ejemplo, el voto femenino. O como numerosos artistas, a lo largo del siglo XX, reivindicaron el papel creativo del hilo y la aguja contra la cultura patriarcal dominante.
Para seguir con esas reclamaciones feministas, en 2016 fundé “Las Hilanderas”, una página web que quería ser una plataforma de difusión y ensalzamiento de la mujer y sus tradiciones. En ella se presentaron, de forma periódica, una serie de entrevistas realizadas a jóvenes artistas contemporáneas que honran el trabajo de sus antecesoras mediante dos vías:
Las artistas seleccionadas son “hilanderas” modernas que consideran sus obras ARTE en mayúscula (y no artesanía). Quieren ser escuchadas, reclamar su posición y ser parte del sistema. A través de las entrevistas publicadas, se hablaba con las creadoras sobre sus carreras, sus ideas feministas y sus técnicas artesanales, además de mencionar algunos ejemplos destacables dentro de su trayectoria.
La web cerró en 2018, pero puedes encontrar más información sobre el proyecto en esta entrevista que me realizaron en la web “Un ojo crítico”.